En mi vida siempre me acompañó la música y tenía debilidad por el sonido del piano, que me parece una de las melodías más hermosas que nuestro oído puede disfrutar. (tocado por manos expertas, claro;-))
Un día, al poco de estar instalada en mi nuevo piso hace ya bastantes años, llegó a mi en forma de regalo un piano. Al principio me sentaba delante de él e intentaba descifrar los sonidos de su teclas, alguna vez conseguía que mis torpes manos enlazaran algunas notas, pero nunca aprendí a tocarlo, aún así me gustaba tenerlo y me hizo compañía durante algunos años hasta que tuve que vender mi piso y se lo dejé a mi hermano, que con mucha más destreza, hizo que sus viejas teclas crearan alguna hermosa melodía de vez en cuando.
Hace algunos meses, instalada en un nuevo hogar, el piano volvió a mi. Me hizo mucha ilusión reencontrarme con él, aunque seguía sin saber tocarlo...
Una mañana mientras lo observaba, pensé...
Durante todo este tiempo este piano apenas ha sido tocado, prácticamente nadie se ha sentado delante de él y con manos expertas a acariciado sus teclas. Pero no por ello dejó de ser un piano, durante todos estos años nunca dejó de ser un piano y hasta que se convierta en polvo su esencia no será alterada, vino a este mundo bajo ese aspecto y nada alterará lo que es.
Bajo esta magia de pensamientos hice una analogía con lo que somos y con el tiempo perdido, queriendo ser diferentes, sin aceptarnos exactamente como somos. Buscamos ser de cualquier forma distinta y a cualquier precio, sufriendo al no lo conseguirlo, negándonos a nosotros mismos.
Es momento de amarnos y aceptarnos exactamente como somos, dejando de fingir, comprendiendo que nuestra esencia es una y que nuestro aspecto es perfecto tal y como es. Hay que descubrir cuales son nuestros maravillosos dones que a veces nada tienen que ver con lo que nuestra mente ha inventado, este piano vino a este mundo posiblemente para una misión muy diferente de otros pianos, y fue, quizás ayudarme con esta revelación maravillosa. Si nos relajamos, dejamos de intervenir y aprendemos a observar y a esperar, llegará....
Chandra.
